Mientras hace campaña por ganar la nominación presidencial del Partido Demócrata, el antiguo senador y vicepresidente Joseph Biden ha publicitado el papel crucial que jugó en el diseño de las campañas de megadesarrollo y guerra contra las drogas que transformaron grandes extensiones del paisaje sociopolítico de Latinoamérica.
“Fui uno de los arquitectos del Plan Colombia”, se jactó Biden en una entrevista con CNN el 5 de julio, haciendo referencia al esfuerzo multibillonario de los Estados Unidos por terminar la guerra civil en Colombia con un enorme aumento al apoyo al ejército de ese país. De acuerdo a Biden, el plan era la panacea de soluciones para los problemas de Colombia, desde “policías sucios” hasta el conflicto civil.
Pero el plan de Biden para Colombia contribuyó directamente a transformar al país en un bastión hiper-militarizado de gobiernos de derechas, aumentando el poder y la presencia de sus -notoriamente brutales- fuerzas armadas, mientras fracasa miserablemente en los objetivos antinarcóticos y reformistas.
Han sido asesinados más de 50 defensores de derechos humanos en los primeros cuatro meses de 2019, mientras la producción de coca alcanza niveles récord de producción. Y tal como se lamentaron activistas por la paz colombianos a The Grayzone, los Estados Unidos siguen controlando por completo la fallida política anti-drogas de Bogotá, en gran medida gracias al Plan Colombia.
Biden también ha inflado su papel en la iniciativa llamada Alianza para la Prosperidad, aplicada en el Triángulo Norte centroamericano. El otrora vicepresidente fue tan central en la génesis del programa que se le conoce informalmente como el “Plan Biden”.
Vendido como la respuesta a la crisis de la migración infantil, la creación de Biden canalizó 750 millones de dólares mediante gobiernos de derecha, instalados por golpes militares orquestados por los Estados Unidos, para incentivar proyectos de mega-desarrollo y privatizar los servicios públicos.
The Grayzone visitó Honduras en julio de 2019 y documentó mediante entrevistas a defensores de derechos humanos, estudiantes, activistas indígenas y ciudadanos de todo tipo de condición social, cómo la Alianza para la Prosperidad contribuyó a generar las condiciones para una rebelión nacional.
En meses recientes, profesores, doctores, estudiantes y campesinos han estado en las calles protestando contra los planes de privatización impuestos al país bajo la supervisión de Biden y sus sucesores.
“Biden está confiriéndose todo el cŕedito por hacer algo constructivo para detener la crisis migratoria mientras culpa a Trump por los campos de concentración [en la frontera entre Estados Unidos y México]. Pero son las políticas de Biden las que están expulsando a más gente de Centroamérica y está haciendo de la vida de los defensores de derechos humanos más precarias al defender entidades que no tienen interés alguno en los derechos humanos”, explicó Adrienne Pine, profesora de antropología en la American University e investigadora de referencia sobre la crisis social en Honduras en una entrevista a The Grayzone.
“Así que 750 millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses que fueron supuestamente asignados para atender la migración infantil en realidad están empeorando las cosas”, agregó Pine. “Comenzó con menores sin compañía y ahora tienes niños enjaulados. En gran medida gracias a Biden”.
“Yo fui uno de los arquitectos del Plan Colombia”
En una entrevista con CNN el pasado 5 de julio, a Biden le preguntaron si favorecía la criminalización del ingreso de migrantes latinoamericanos a los Estados Unidos. Respondiendo con un “no” definitivo, Joe Biden manifestó que él mandaría “oleadas de gente a la frontera para realizar esas decisiones concretas” sobre quién recibe asilo.
Biden alegó tener el mejor registro en referencia a las causas originarias de la crisis migratoria, recordando cómo impuso una solución a la crisis migratoria centroamericana. “Haces las siguientes cosas para que tu país mejore para que la gente no se vaya, y los ayudaremos a hacerlo, tal como hicimos en Colombia”, dijo.
“¿Qué hicimos en Colombia? Fuimos hasta allá y dijimos, ok, y yo era uno de los arquitectos del Plan Colombia”, Biden continuó. “Dije, este es el asunto. Si ustedes tienen todos esos policías sucios, toda esa policía federal, les vamos a enviar a muestro FBI, nos dejan hacerlos pasar por un examen de detección de mentiras, permítannos decirles a quienes deben despedir y decirle a qué clase de persona deben contratar. Lo hicieron y comenzaron a cambiar. Podemos hacer tantas cosas si estamos comprometidos”.
Con la arrogancia de un alto oficial colonial con salacot distribuyendo instrucciones sobre quién contratar y despedir para sus dósiles súbditos, Biden presidió un plan que fracasó estrepitosamente en sus objetivos declarados, mientras transformaba a Colombia en un bastión hiper-militarizado de la influencia regional estadounidense.
Plan Colombia: “Vienen a pedirte pan y les das piedras”
El Plan Colombia fue originalmente concebido por Andrés Pastrana, el presidente colombiano en 1999, como un plan de resolución de conflicto y desarrollo alternativo para su país asolado por la guerra. Consideraba llamarlo “Plan para la Paz de Colombia”.
Esta propuesta fue rápidamente secuestrada por la adiministración de Bill Clinton, con Joe Biden haciendo lobby en el senado para un plan de militarización puño de hierro. “Tenemos una obligación, por los intereses de nuestros hijos y los del hemisferio, para mantener la democracia más antigua en su lugar, y darles la oportunidad de combate para evitar convertirse en un narcoestado”, dijo Biden en un derecho de palabra en junio del 2000.
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